domingo, 16 de diciembre de 2007

VAE VICTIS!

Para Nati, que siempre pide informes sobre mi proconsulado.
Ya no son los Galos de Breno burlándose, a la par que compadeciéndose de los romanos vencidos. Ni siquiera las tropas de Aníbal tomándose un descanso tras la victoria de la que no sabría servirse. No las huestes cimbras y teutonas, en continua migración. No los tardíos godos, hunos, vándalos, etc. No, no son ellos, pero hay que protegerse por igual: las invasiones bárbaras son más abundantes hoy día. Las hordas ya no vienen sólo del frío norte. La confluencia fiumicina está compuesta por bárbaros de todas partes del mundo que ocupan las calzadas.

Aún hace falta un grupo de militares que defienda la ciudad. Dado el peligro constante, incluso se les permite campear con armas dentro de la Vrbs. Son hombres, aguerridos, valientes; su piel dura, cuarteada por las campañas al sol, saben de la importancia de su misión:

Pero igualmente son conscientes de su destino, de que no serán ellos los que vean el final de tan terrible batalla. Por ello, entrenan a sus jóvenes cachorros para que les sucedan, cuando los hados les obliguen a marcharse, bien agotados por los años, bien muertos en combate:

Esto último hace mucho que no sucede. Las batallas ya no son tan cruentas. Ahora se guerrea con escaramuzas; se envían gastadores y espías que siembren el desconcierto y la discordica entre tan bravos defensores,

que logren ganarse su confianza,



que los desarmen con todo tipo de armas y tretas,

con apetecibles regalos y vicios a los que saben que son tan dados.



Pero el valor, el patriotismo y la imagen de los antepasados es una herencia y una aliada decisiva para esta raza de hombres.



Siempre salen vencedores.




Jornada a jornada.

Alrededores del Coliseo. Roma.Fotos: ©jesús martín camacho.2007.






domingo, 9 de diciembre de 2007

CUENTOS SIN MORALEJA (VIII): LOS DUENDES Y EL ZAPATERO

Para Carmen, que se parte.



¡Pobres duendes,
Sin plus de nocturnidad
y de ilegales!


© jesús martín camacho.2007.

viernes, 19 de octubre de 2007

CUENTOS SIN MORALEJA (VII)

Para David Sánchez, maestro de la fina ironía.
Hansel y Gretel
Diagnóstico oficial:
diabetes crónica


© jesús martín camacho. 2007.

Ilustración: © Marisa D.L.

martes, 16 de octubre de 2007

LA ARBOLEDA (Love theme from)

No estoy triste, pero ya no os veo.

Durante el café, en el recreo, me río, pero faltan Agustín (siempre Bill), Víctor y Javi para soltar barbaridades entre citas de Vallejo, Truffaut, Allen y otros temas, mucho mejón. No nos pone las tostadas Rocío, y al Teatro ahora lo llaman Tertulia.


No estoy triste, pero ya no os disfruto.


Si me acerco a la biblioteca a por algún poema, ya no huelo el chocolate de Tita Ene, sus exámenes de látex, y su conversación, sus chistes, su sonrisa, su barrigota. Su amistad.


No estoy triste, pero ya no os busco.


Si me siento en la sala de profesores (ahora que puedo hacerlo de manera legal), ya no puedo raptar a Esther para un zumo de naranja que quisiera que durara mucho más para seguir gozando de su voz y de su risa, de su cariño y de su confianza, para envidiar su (desconocido) piso, a su chanante marido.


No estoy triste, pero ya no os trato.


Si, de camino a clase, me cruzo con algún profesor, éste no será más Inés: no estarán sus abrazos, sus sonrisas y piropos, su mirada al cruzarse.


No estoy triste, pero ya no os siento.


Si termino la guardia de recreo, no están en la cafetería mi recien re-descubierta risueña Ana junto a los hoyuelos sonrojados de Montse. El optimismo en la sangre, la palabra amable a punto en los labios.


No estoy triste, pero ya no os saludo.


Si pido agua en la cafetería, no me la sirve Carlos entre charlas de películas ni Ana siempre pendiente de acá para allá o Francis con saludo militar. Familia valiente.


No estoy triste, pero ya no os abrazo.

Si desde la sala de profesores miro a la puerta, ya no es la sonrisa achinada la que anticipa a Carmencita. No es su "hola maestro" ni sus métodos-Silva-abrazos los que me rodean. Su presencia, su amor.


No estoy triste, pero ya no os hablo.


Si entro a primera hora no está el maestro Adolfo tachando días que, aunque no lo diga, echará de menos cuando se jubile. Sus esquerosos y mariscones; su sabiduría, su oficio. Si me reuno con mi jefa de departamento, ya no es Pepi, su risa nerviosa, sus pies ligeros, sus notas de todo, su mano siempre extendida; ya no tengo otra jefa de departamento como Isabel, preguntándome por mis viajes, haciendome sonreir con sus ojos.


No estoy triste, pero ya no os acompaño.


Si paso por las aulas de informática, que no sé ni donde están, no están Juanjo y Jesusito a uno y otro lado, no encuentro el chiste y la confidencia, la confianza y la risa.


No estoy triste, pero ya no os rodeo.


Si veo chándals, ninguno lo viste Alicia ni su charla entre mordisqueos de manzana, la libertad deseada, la sonrisa recuperada.


No estoy triste, pero ya no os localizo.


Si vuelvo andando a casa, no me encuetro a Mª Jesús llevando a Gala su picardía, su acento en las cosas, su consejo, su apoyo. No me sentaré con Justo, con Manolo, con Miner ante la cerveza, me sentiré a gusto hablando y escuchando, formando parte de ellos.



No estoy triste, porque, a pesar de todo, os veo, os disfruto, os busco, os trato, os siento, os saludo, os abrazo, os hablo, os acompaño, os rodeo, os localizo...pero no os tengo.



Fachada del I.E.S. La Arboleda. Lepe. Huelva.

jueves, 11 de octubre de 2007

EL MIRADOR DE SAN NICOLÁS

Para Paco y Rafi, siciliani preferiti

En el mirador de San Nicolás la heterogeneidad es ley: turistas de cara y botellas de agua sudadas tras las cuestas; neojipis de diábolos y pelotas malabares de moda con su kit de perros-mi-mejor-amigo; familias vamos a dar un paseo el domingo por la tarde; parejitas qué bonita la puesta de sol; fotógrafos esta foto del palacio de Carlos V con esta luz es la número un millón original tomada desde aquí; vendedores de cuchufletas varias; policías qué bien que estamos aquí para que no timen a nadie; trabajadores profesionales del canuto; engalanados de reportajes de boda podéis echaros a un lado para no salir en la foto; y mil y un personaje más.
Pero me quedo con la reunión gitana de palmeos de algazara y zambra, voces argentinas y comadreo de puerta a puerta de las calles...


Y entre todos ellos, la matriarca, con el carro de la compra a modo de bastón, con su aspecto de disfrute cansado y de saber estar entre sus jóvenes. Alegraron la tarde. Y mucho.






Mirador de San Nicolás.Granada.Fotos:©Jesús Martín Camacho.2007.


viernes, 5 de octubre de 2007

EN UN LUGAR SOLITARIO (IV)

En la noche un coche haciendo zigzag por las carreteras de Los Angeles. Sale un hombre herido. Entra en su despacho en el piso 12 de la agencia de seguros. No queda nadie, salvo empleados de la limpieza. Se sienta a oscuras. Enciende un cigarrillo. Una calada entre sudores y un magnetófono. na confesión a su jefe y amigo Case. “Vamos a hablar del asunto Dietrichson… Dijiste que era asesinato. Cierto. Pero cometiste un error a la hora de coger al asesino… Yo maté a Walter Dietrichson. Le maté por dinero y por una mujer y ni conseguí el dinero ni conseguí a la mujer".

The end of the "Double Indemnity". © Mark Kostabi.2005.

Dinero, mujer y asesinato. Todo de la mano. Y una de las mejores presentaciones femeninas (mejor que la imitada después en otra película a partir de otra novela de James M. Cain, “El cartero siempre llama dos veces”). Todo en Perdición ("Double Indemnity", 1944), de Billy Wilder, con guión del propio Wilder y Raymond Chandler, a partir de la novel de james M. Cain.


Al corredor de seguros Walter Neff se le aparece desde lo alto de una escalera, vestida sólo con una toalla y unas gafas de sol en las manos. “Estaba tomando un baño de sol”, “supongo que no habría mirones”.

El calor aprieta. La mujer invita al hombre a que pase al despacho, “Ahí mismo pero los licores están cerrados”; “No importa yo siempre llevo llaves”.
Frente a frente en dos sillas. Piernas cruzadas, una tobillera en el pie izquierdo.

Walter Neff: Quisiera saber lo que hay grabado ahí
Mrs. Dietrichson: Mi nombre

Walter Neff:
¿Y cuál es?
Mrs. Dietrichson: Phyllis
Walter Neff: Phyllis, ¿eh? Creo que me gusta
Mrs. Dietrichson: Pero no del todo, ¿eh?
Walter Neff: Suelo pensar las cosas antes de decidirme
Mrs. Dietrichson: Señor Neff, ¿Por qué no viene mañana noche a eso de las ocho y media? estará aquí.
Walter Neff:¿Quién?
Mrs. Dietrichson: Mi marido. Tiene ud interés en hablar con él, ¿no?
Walter Neff: Así era, pero… se me están pasando las ganas, créame
Mrs. Dietrichson: En este estado hay un límite de velocidad, 70 km/h
Walter Neff:¿Y a cuál iba agente?
Mrs. Dietrichson: Yo diría que a 90.
Walter Neff: Pues baje de su moto y póngame una multa
Mrs. Dietrichson: Mejor dejarlo en advertencia por esta vez
Walter Neff:¿Y si no da resultado?
Mrs. Dietrichson: Le daré con la regla en los nudillos
Walter Neff: Y si me echo a llorar y pongo la cabeza en su hombro
Mrs. Dietrichson:¿Por qué no intenta ponerla en el de mi marido?
Walter Neff: Je... se acabó.
(Se da la vuelta, coge su sombrero y va hacia la puerta)
Walter Neff: Mañana noche a las ocho y media, ¿eh?
Mrs. Dietrichson: Es lo que le he dicho
Walter Neff:¿Estará ud también?
Mrs. Dietrichson: Creo que sí, como de costumbre
Walter Neff: La misma silla, el mismo perfume, la misma pulsera…
Mrs. Dietrichson: Me pregunto si entiendo lo que dice
Walter Neff: Me pregunto si se lo pregunta

(Abre la puerta y se marcha)

Era una tarde calurosa y aún recuerdo el olor de las flores a lo largo de la calle…¿cómo imaginarse que el asesinato puede oler a madreselva?...

miércoles, 19 de septiembre de 2007

SEXO, MUJERES Y CINTAS DE VÍDEO, DVD...

Fueron Elizabeth Taylor luchando por su valía en Gigante y por su hombre en La gata sobre el tejado de zinc; Gloria "hop hop" Grahame anulada por Lee Marvin y anulando a Humphrey Bogart; Jessica Lange mejor que Lana Turner, más enharinada, sus ligas mojando mis sueños; Michelle Pfeiffer, sin saber cómo, pero ahí; Gene Tierney, más que una imagen, una pesadilla, más que Laura; Kim Novak en la ventana secándose el pelo al viento, sin sujetador en un modesto hotel; Janet Leigh retozando en la cama con su amante, drogada en otra con sus violadores; Mónica Belluci en camisón negro espiado; Maribel Verdú dando besos de la muerte; Julie Christie en al casa de hielo; Maggie Cheung en pasillos estrechos; Leonor Watling mordiendo naranjas; Penélope Cruz sabiendo a tortilla de patatas;Madeleine y su francés; Grace Kelly besos interruptus a Jimmy Stewart; Ava Gardner zampándose a las iguanas; Jennifer Connelly con más kilos de sensualidad; Yvonne de Carlo abrazada a Burt Lancaster; Emmanuelle Béart, ¿cuánto vales?; Carole Lombard, cerca del Rey; Marilyn Monroe, besos de führer; Deborah Kerr, para Bill... fueron ellas y muchas más y las que quedan todavía. Lo reconozco, soy mitómano hasta las medulas. Brindo por ello y por los que, como yo, disfrutarán sin duda con el siguiente enlace:

lunes, 17 de septiembre de 2007

ARA PACIS VALENTINIANAE

Al mal tiempo, buena cara; en situaciones tensas, un chiste; fortis et animosus in rebus angustiis appare; etc. La mayoría de vosotros sabéis que en pocos días cambió mi vida con un traslado del trabajo y otros -a ratos turbios, a ratos desilusionantes- asuntos, que en otro tiempo quizá me habrían descolocado. En esta ocasión, a pesar de que me han jodido bastante, miro hacia el frente con curiosidad e ilusión e intento no cargar demasiado las retinas con las cosas –y sobre todo la gente- que dejo atrás. Por supuesto ello no significa que no las eche de menos ya o que infravalore su paso por mi vida –o el mío por las suyas-, al contrario, ¡dejo tanto, tantísimo allí! (de ello / de ellos, escribiré en otra ocasión); sino que a los reveses de la vida les extraigo las vísceras catastróficas y los aliño con salsas de novedad y buenas dosis de interés.
Pero ahora, precisamente como primera entrada del curso, prefiero ilustrar esta mezcla de seriedad y fruslería, de gravedad y superficialidad con las siguientes imágenes:


Poco podía imaginar, a finales del s. I a.C., el emperador Augusto que el Ara Pacis (“Altar de la Paz”) que había decretado construir para consagrar su retorno a Roma tras la pacificación de la Galia e Hispania, un recinto casi cuadrado (11,6m x 10,6 m.) de mármol, sobre un podio simple y decorado en todas sus fachadas, un monumento que habría de significar la estabilidad política, social y moral que perseguía con su visión de gobierno, de la Pax Romana; poco podía imaginar, repito, que veinte siglos después, las vestales que adorarían el altar serían sui generis y que encajarían mejor sobre la alfombra del Kodak Theatre:

maniquíes vestidos con los trajes que Valentino ha diseñado desde finales de los años cincuenta para modelos, actrices, damas de Estado, primadonas de la beautiful people, etc. Con los brazos al cielo, kitsch-suplicantes, se encargan de rebajar solemnidad al monumento. Lo dicho antes, la gravedad aderezada con la frivolidad. Al menos han logrado que acudan más visitantes a verlo.


Ara Pacis Augustae. Roma. Fotos: © jesús martín camacho.2007.

jueves, 12 de julio de 2007

DONDE HABITE EL OLVIDO

Otro desengaño amoroso. Otra frustración. No se puede ser libre. No en ese tiempo. No en esa sociedad. Si no hay solución, mejor morar allí donde a uno no le puedan siquiera rozar las penas (ni las alegrías); allí, en la ataraxía de las tumbas, donde habite el olvido.

Les dejo la voz de Luis Cernuda y su "Donde habite el olvido" (1932-1933), de La Realidad y el Deseo (y sigo memorizando, disfrutando...).

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.

Ara de M. Calpurnio Lucio. MAP de Sevilla. Foto: © M. Fuentes.

miércoles, 4 de julio de 2007

LA MORAL DE LOS TIPOS DUROS

Para Rocío Carande, en su trnasformación en femme fatale (aunque no le haga falta)
El verano es época de novela negra. De volver a clásicos como Hammet, Chandler o Cain. Spade y Marlowe. Lecturas rápidas como los movimientos de brazos y de cerebro de detectives privados. Narración concisa, personajes secundarios, frases lapidarias, réplicas hirientes, contrarréplicas a bofetadas, calles mojadas, cuestas de Santa Mónica, San Diego, atmósferas de Nueva York. Noches, clubes. Matones pardillos, gángsteres de cuidado, femme fatales, detectives almorzando whiskys... y, de vez en cuando, destellos de moral, de saber a qué mundo perteneces y no pretender otros. De no arrastrar a otras (casi siempre mujeres) contigo.
En el siguiente fragmento, el detective Marlowe, contratado por un mafioso arrepentido para que le ayude a escapar de ese mundo, pide a una amiga suya (tenía una existencia sin muchas penas y con suficientes petrodólares para ser segura. Pero en una situación apurada era tan fría y tenía tantos recursos como un buen policía. Se llamaba Anne Riordan) que controle la llegada de los dos ejecutores enviados por la mafia para acabar con su cliente. El asunto es arriesgado. En la conversación el deseo sexual es evidente, la lucha interna de Marlowe también (me gusta pensar que conozco al menos a una mujer guapa y encantadora que no es ligera de cascos). Disfrútenlo:

Se estremeció un poquito.
-Creo que soy yo la que necesita un trago.
Le sonreí.
-Ya vas captando la atmósfera, querida. No te aprieto más.
Trajo un par de escoceses en vasos largos (...)
-Mira que eres puñetero -dijo-. Las mujeres hacen todo lo que tú quieres. ¿Cómo es que soy virgen a los 28 años?
-Necesitamos algunas como tú. ¿Por qué no te has casado?

-¿Con quién? ¿Con algún ligón cínico al que no le queda más que la técnica? No conozco ningún hombre verdaderamente bueno... aparte de ti. No me seducen los dientes blancos y las sonrisas deslumbrantes.
Me acerqué y tiré de ella para ponerla en pie. Le di un beso largo e intenso.
-Soy honrado -casi susurré-, y eso ya es algo. Pero estoy demasiado maleado por el oficio para una chica como tú. He pensado en ti, te he deseado, pero esa mirada dulce y transparente de tus ojos me dice que me mantenga a distancia.
-Tómame -dijo ella en voz baja-. Yo también tengo sueños.
-No podría. No es la primera vez que me pasa. He tenido demasiadas mujeres para merecer una como tú. Tenemos que salvar la vida de un hombre. Me marcho.
Se quedó de pie y me miró marchar con una expresión seria. Las mujeres que consigues y las mujeres que no consigues viven en mundos diferentes. Yo no menosprecio ninguno de los dos. Vivo en los dos.

El lápiz. Raymond Chandler, ed. Alianza Ed.cap. 2, pp. 150-1 (trad. Juan Manuel Ibeas).
Imágenes:
1. Raymond Chandler.
2. Ilustración deDavid Lloyd de The pencil para Byron Preiss Visual (1994-2003)

lunes, 2 de julio de 2007

ROSITA E INÉS

Para Rosita. Deseo con toda mi alma que no le supere el inicio del curso que viene

Rosita se expresa sobre todo con muecas. Tiene miedo de intentar arrancar un sonido de su interior y que no pase, como siempre, de su cerebro. No sabe lenguaje de signos y desde su silla de ruedas los labios de las personas le quedan muy lejos de sus escasos 70 cm de altura. Rosita alterna las idas y venidas al instituto con las visitas al hospital. Comprenderán que es normal que sea malhumorada y desconfiada con la gente. Sobre todo con el monitor que trabaje con ella. Ha llegado uno nuevo: se llama Inés.

La cosa sigue igual, pero Inés quiere, mejor dicho, sabe que va a ganarse a Rosita y al resto de profesores. No se equivoca. Su sonrisa le abre las puertas, pero es su determinación y su tenacidad en el trabajo los que logran que aquéllas permanezcan abiertas. Su saber en el modo de trabajar facilita los resultados. Han pasado tres años. Rosita ya no tiene miedo -casi ni vergüenza- de intentar hablar, los sonidos emergen casi distinguibles.Rosita entiende el lenguaje de signos y, aunque le siguen gustando mucho más las muecas, los utiliza.

Pero, sobre todo, Rosita mira hacia arriba a las personas y quiere comunicarse con ellos; sólo mira hacia abajo para dar pellizcos en los culos que quedan a su alcance o preparar algunas trastadas. Rosita e Inés; Inés y Rosita. Tanto esfuerzo para hacer que sepa comunicarse y entre ellas todo es vano. No les hace falta ningún medio para entenderse: se miran y saben si tienen que trabajar, que descansar, que reir, que bromear, que decirse piropos con los ojos y las manos. Se admiran y se mosquean, se quieren y se necesitan, Una a otra.


cara a cara

dedos como palabras

los ojos atentos
Aula de Apoyo, IES La Arboleda, Lepe. Huelva. Fotos: © jesús martín camacho.2007.

lunes, 18 de junio de 2007

EL AMIGO ADOLFO



El amigo Adolfo espera impaciente la jubilación. Tiene prisa porque le aguarda La encina del Tojal: la casa que le están terminando, el pozo que él mismo se está construyendo, los pinos limpiados, los tojos amenazantes, su medio pantano, las vistas de los campos, de la fina franja de mar que se vislumbra (más que suficiente) y el atardecer. A Adolfo le acompaña siempre un recuerdo insustituible; él lo lleva a pasear por los campos, los naranjos, las encinas y las vereda atacadas por liebres. Habla con orgullo, alegría y repentinas risotadas de su tierra; con melancolía, cariño y resignación de su gente y el pasado. Y, mientras, sigue pintando. Fotogafié algunos de sus cuadros en su estudio; vi muchos más en su casa. Lo único que hay en su nuevo retiro -todavía inhabitable- es una mecedora, que mira a su tierra, y un caballete, que le espera. Descansar, disfrutar y pintar. Seguir pintando.
El amigo Adolfo me regaló una de mis mejores tardes en Lepe. Gracias, compañero.


Pincel y agua
El sol en el lienzo
Se seca el cuadro

© jesús martín camacho.




La encina del Tojal, Lepe. Huelva. Fotos: © jesús martín camacho.2007.

jueves, 14 de junio de 2007

LA VILLE DE PARIS ET SES GENS

No se olía la vida. Apenas había personas. La proporción entre fotos de paisajes, monumentos, edificios y fotos con personas era abrumadoramente favorable para el primer grupo.

Pero llegó París. Y la situación cambió. No tenía una especial predilección por este destino, pero a ella le bastó un par de horas para hacerme cambiar de opinión. Me enamoré de la ciudad y de sus habitantes. No de los que tratan con el turista, sino de aquéllos otros a los que no hablaba, a los que sólo miraba, los que estaban haciendo su vida con normalidad -o no, quién sabe-, los que me ofrecieron las mejores fotos. Os los presento:


Ella hace una pausa en su trabajo. Lleva toda la mañana entre flores. No es tan agradable como la gente piensa. Sale a la puerta para tomar un café en vaso de plastico mientras fuma un cigarro y conversa. Un verdadero descanso.



Hay gente que trabaja y gente que ve trabajar. Ha visto a tantos que su mirada ya no la ocupa la envidia, la queja, la amargura o la desilusión. Acepta su modo de vida. Aguarda su destino.

A él sí que le gustaría que le vieran trabajar, no sólo que lo escucharan. Resignado, hace el mismo caso a sus oyentes que ellos a él.


Y hay otro tipo de espera. Tiempo de tranquilidad, tiempo de paciencia. Uno se dedica a observar hasta que llegue el tiempo de irse; otra, serena ante la taza de café, filtra a través del teléfono lánguidas palabras en tono semejante a las que escucha provinientes del otro lado. SU postura es tan relajada como debe de ser la conversación. No puedo dejar de mirarla.


Ella no está serena. Su espera no es calma. Tiene una cita. Está impaciente, quizá nerviosa. Ha llegado temprano. Hay concierto en la calle. Le servirá para entretenerse. Pero apenas le presta atención al principio. Sus suposiciones y perspectivas para la noche se lo impiden. Sin embargo, infiltrándose, la música aprovecha los resquicios y se apodera de su cabeza. Cada vez son menos los pensamientos; cada vez, más las canciones. Le gusta lo que oye. Se siente parte del público. Se deja llevar. No piensa. Ya llegará su cita:


Puede que no haya nada en las esculturas de Rodin que les despierte el deseo. Tal vez su museo, las figuras de la casa, las estatuas paseando por los jardines, el césped, el lago artifical no les incite a la pasión. Probablemente no necesiten nada para buscarse el uno al otro. ¿O sí?


La Ópera es magnífica, sí; el edificio es impresionante, sin duda; uno respira grandeza, por supuesto; pero lo que les entretienen son las palomas.

En el cementerio de Montparnasse, en cambio, los únicos que conversan día tras día con los muertos son los cuervos. Son sus amigos, sus intérpretes, sus dueños.

Demasiados libros en las estanterías de Gilbert. Los jóvenes y bellos se quedan. Los viejos, a los que nadie presta atención, son retirados a los almacenes y, poco después, en grandes sacos, son dejados a la intemperie. Ellos nunca lo harían. La gente se lo reconoce y quién sabe si por afán de posesión, de adquisición gratuita o de placer por encontrar alguna sorpresa, se echa encima de ellos y se los disputan:



La cola para la taquilla. Suerte: hoy no hay mucha gente. Todavía. El estreno: Angel face, de Otto Preminger (1952). Y es en pantalla grande, y en V.O. Realemente, Jean Simmons da miedo.

Podrían ser les amants du Pont-Neuf. Pero no es el Puente Nuevo y -mucho me temo- el tiempo de ser amantes les queda demasiado atrás. Están recogiendo pedazos compartidos. Se los disputan. A partir de ahora cada uno tendrá los suyos. Que hagan con ello lo que quieran -o lo que puedan-.

Fotos: © jesús martín camacho.2007.

1. Montmartre.

2. Bvd. de Sebastopol.

3 y 4. Place Georges Pompidou.

5 y 6. Blvd. Saint Michelle

7. Museo Rodin

8. Escaleras de l'Opéra National de Paris

9. Cementerio de Montparnasse.

10-13: Blvd. Saint-Michelle

14. Cinémas Action ecolé.

15. Pont Marie con Notre-Dame al fondo.