viernes, 11 de marzo de 2011

CUENTOS SIN MORALEJA (XIII): RICITOS DE ORO

Para D. Lomito Sombras, sicalíptico de pro.

Ricitos de oro
tres camitas, tres ositos
¿los ves? pay per view


Jesús Martín Camacho.2011.
Fotos: (c) Jesús Martín Camacho.2006.

miércoles, 9 de marzo de 2011

UN RASCACIELOS

Un rascacielos donde funciona hasta la última bombilla. Puede que sea menos útil que un par de botas, que no escribir sea más difícil que no escribir. Anna Karenina: un rascacielos donde funciona hasta la última bombilla. Una de ELLAS: la presentación de Stepán Arkádevich, donde se dice todo y más aún sin querer enfatizar nada de la manera ¿más sencilla?

"Stepán Arkádevich era un hombre sincero consigo mismo. Por tanto, no podía engañarse fingiendo que se sentía arrepentido de su proceder. Este hombre de treinta y cuatro años, apuesto y enamoradizo, no podía arrepentirse de no estar enamorado de su mujer, sólo un año más joven que él y madre de siete hijos, dos de los cuales habían muerto. Únicamente se arrepentía de no haberle ocultado mejor su aventura. En cualquier caso se daba cuenta de la gravedad de la situación y se compadecía de su mujer, de sus hijos y de sí mismo. Tal vez se habría esforzado en encubrir mejor sus pecados si hubiera previsto la impresión que iba a causarle el descubrimiento de sus infidelidades. Jamás había reflexionado con detenimiento sobre el particular, pero se imaginaba de un modo confuso que ella sospechaba algo desde hacía tiempo y miraba para otro lado. Hasta tenía la impresión de que la propia Dolly, ajada, envejecida, ya sin atractivo alguno, privada de cualquier encanto particular, nada más que una sencilla y bondadosa madre de familia, debía mostrarse condescendiente en aras de la justicia. Pero había sucedido todo lo contrario".

Tren del fin del mundo. Ushuaia. Argentina. Foto: (c) jesús martín camacho.2008

Lev Tolstoi, Anna Karenina. Trad. Víctor Gallego. Ed. Alba.2010, pp. 25-26.

domingo, 6 de marzo de 2011

SINGIN' IN THE WEB (II): PINETOP PERKINS & WILLIE "BIG EYES" SMITH

(Aparecido en Discóbolo el 5 de Marzo de 2011)

Pinetop Perkins & Willie “Big Eyes” Smith. Joined at the hip. Telarc. 2010. Van de la mano. Y nos guían a nosotros.

I remember, baby, we used to walk hand in hand. Y tanto que han ido de la mano dos jovencitos de 96 y 75 años, Pinetop Perkins y Willie “Big Eyes” Smith, pianista y batería / armónica, respectivamente. Desde que coincidieran, hace ya cuarenta años, de la mano de Muddy Waters, no han dejado de tocar juntos. Una década junto al maestro del blues de Chicago y, a partir de 1981, en la Legendary Band of Blues (junto a otros dos ex-Muddy Waters: Calvin Jones y Jerry Portnoy). Desde entonces, y paralelamente a sus carreras en solitario, muchas funciones juntos como gregarios de lujo y en la reunión de la Muddy Waters Band. Así que en Joined at the hip tenemos a dos con mucho blues a las espaldas y bastantes reconocimientos; sólo un dato: “Big Eyes” Smith ha ganado el Blues Award como mejor batería desde 1996 hasta 2009 ininterrumpidamente (excepto en el 2000 y 2001) y el Blues Award al mejor pianista lleva –merecidamente- el nombre de Pinetop Perkins. Pero, a pesar de estas cuatro décadas tocando juntos, en este Joined at the hip no sólo hay pasado, sino sobre todo presente y, mientras Dios, o mejor, Pinetop quiera que la vida siga disfrutando de él, futuro. Hacía mucho tiempo que un gigante del blues no se dedicaba a reinterpretar la historia del blues, formando ya parte de ella, sino que escribe un buen puñado de canciones originales; y eso es lo que ha hecho “Big Eyes” Smith al alimón con su hijo, batería en el disco, con ocho temas que rezuman todo el sonido del Chicago que tan bien conocen. Letras que huelen a los cincuenta en el West Side y sonidos que se amoldan a su lubricidad. Hay versiones también, por supuesto (ahí están la Feel so good, de Big Bill Broonzy, Gamblin’ blues de Melvin’ Lil’Son Jackson o el Cut that out, del imprescindible “Sonny Boy” Williamson), pero lo mejor es el apego que estos dos gigantes tienen a sus instrumentos, su fusión como si hubiesen sido esculpidos con ellos: tan unido “Big Eyes” a la armónica como el sátiro a su flauta; Pinetop ya no tiene la ligereza de antaño, pero sí la serenidad, seguridad y aplomo de unos dedos que se enraízan con las teclas como los dedos de la Dafne berniniana con las hojas en que mutan. El resto de la banda está en honor de los jefes, como figuras en el segundo plano del grupo escultórico: en John Primer y Frank Krakowski (guitarras), Bob Stroger (bajo) y Kenny Smith (batería) no hay soberbia ni sobreactuación, pero sin ellos el mármol no tendría vida. Y se la dan.

El caminar de la mano del tema que abre el disco, se convierte en abrazo cuando “Big Eyes” y Pinetop suenan juntos; y no sólo en Grown up to be a man, pieza puro Chicago, sino sobre todo en la maravillosa reinterpretación a ritmo de góspel de Take my hand, precious Lord, con un acompañamiento de bajo cálidamente muelle para el piano. Big Eyes toma la voz en casi todos los temas, respondido a ecos por Pinetop en el jazz swing de You cut it out, y protagonizando en solitario el tema más bluesero del disco –escrito irónicamente para Pinetop-, Walkin’ down the highway, y la orgullosa Take your eyes off my woman, que remeda el clásico entre los clásicos Got my mojo workin’. Toda la banda se une en You’d better slow down, boggie woogie de tintes admonitorios. Y es que en Joined at the hip nos habla la voz de la experiencia ¡y que experiencia! ¡Y cómo lo hace!

texto y fotos: (c) Jesús Martín Camacho.