domingo, 19 de octubre de 2008

BENALAURÍA, ENDRINAS Y CASTAÑAS

Un fin de semana se puede presentar sin planes un viernes a las 15.00h. Pero hay alguien --¡bendita!-- que media hora después puede proponer ir a ver el bronce de los castaños, pasear y ¡fuera excusas! pegarse un homenaje en una antigua almazara reconvertida en restaurante ("La Molienda"). Entonces un domingo se hace uno 150 kms y llega a Benalauría, pueblito de cuatrocientos y pico de habitantes en mitad de la Serranía de Ronda, para empezar a caminar con el cielo encapotado vigilante.




No hay razón para intentar una marcha de senderismo (ni razón ni ganas, vaya), sino que el paseo -a falta del dorado de los castaños, aún verdes- se convierte en acompañante de la charla, entre endrinas y castañas que se tientan con el pie para ponerlas a prueba en la boca.

Todo sea abrir apetito hasta que lleguen las dos horas y pico de buen comer (otra vez con las castañas como protagonistas, ¡cómo no!, en el solomillo y en los postres) y amable reir. No describo ni manjares ni charlas (otros lo hacen mucho mejor, y lo mío no estaría a la altura), pero juzguen lo bien que le hizo a uno la comida por sus consecuencias: si uno sale y está lloviendo, poco importa. Si el camino se pudiera antojar largo, ¡qué más da!. Si la carretera no acompaña, ¿y qué? Es un buen domingo. Y eso no es poco.


Benalauría. Málaga. Fotos: © Jesús Martín Camacho. 2008.