miércoles, 30 de diciembre de 2009
TREMITE, OMNES, TREMITE
viernes, 25 de diciembre de 2009
LUZ. PARA QUE LUZCAS.
martes, 3 de noviembre de 2009
CUENTOS SIN MORALEJA (XI): LA SIRENITA
viernes, 25 de septiembre de 2009
WARLOCK. AÚN HAY VIDA AL OTRO LADO DEL PECOS.
1. Centauros del desierto, The searchers (John Ford, 1956): esas puertas, esos cuadros, esos techos.
2. Fort Apache, Fort Apache (John Ford, 1949): El coronel Owen Thursday, la cabezonería y aún se ven las banderas.
3. Pat Garret & Billy el Niño, Pat Garret & Billy The Kid (Sam Peckinpah, 1973): De amistad y de muerte, los tiempos están cambiando, la lírica.
4. Sin Perdón, Unforgiven (Clint Eastwood, 1992): El último pistolero, es duro matar a un hombre, le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener.
5. Río Bravo, Rio Bravo (Howard Hawks, 1959): La tragedia clásica, el Toque de Degüello.
6. Raíces Profundas, Shane (George Stevens, 1953): "¡Alguien viene, papá!", "¡Shane, vuelve!"
7. El jinete pálido, Pale rider (Clint Eastwood, 1985): Y Shane volvió.
8. Dos cabalgan juntos, Two rode together (John Ford, 1961): codo a codo, montura a montura. Y muchas cosas que no se dicen.
9. La diligencia, The Stagecoach (John Ford, 1939): un viaje de cambios y metacinematográficamente iniciático.
y 10. Tombstone, Tombstone (George P. Cosmatos, 1993): Val Kilmer como el mejor Doc Holliday. En serio.
Y, ahora, la sorpresa. La novela del oeste. Warlock. Un pueblo donde la llegada de la ley para establecerse es un deseo, una amenaza, un evento necesario. Un puñado de almas con demasiadas vivencias. Una maravilla. Y ningún personaje lineal.
El calor era como una manta; tenía dimensión y peso.
Blaisedell retrocedió un paso, manteniéndose en el recuadro de sol junto a la puerta. Volvió a ponerse el sombrero, le dio un golpecito y volvió a recorrer la estancia con la mirada. Ninguno lo miró esta vez.
-Puede que alguien resulte muerto, juez –dijo Blaisedell en tono grave-. Pero esto es entre ellos y yo, porque ¿quién saldrá más perjudicado?
-Todos los hombres –repuso el juez.
Blaisedell se ruborizó, volviendo a adoptar la expresión arrogante que se pintaba en su rostro como una máscara. Pero su voz siguió siendo afable.
-Ha estado usted hablando del orgullo como si fuera algo malo, y no estoy de acuerdo. El orgullo es lo único que vale la pena en un hombre, y lo que le distingue de la manada. Ya lo hemos discutido antes, juez, y ahora le digo que el hombre que no tiene orgullo es un lamentable representante de la especie humana, que tenderá a colmar con whisky esa carencia. Porque el whisky no es más que orgullo con el que uno puede llenarse la barriga.
Oakley Hall, Warlock. Ed. Círculo de Lectores. Trad. de Benito Gómez Ibáñez.
lunes, 7 de septiembre de 2009
ALLÍ
Para Kique, Anabel y, por supuesto, Santiago, que vendrá al siguiente concierto.
Catorce veranos han sido mis últimos años en Algeciras. Al principio dos meses enteros; con el pasar del tiempo se han ido acortando hasta un par de semanas como mucho. Y no seguidas.
El sr. Bunbury ha puesto letras a estos retiros vacacionales - existenciales en una preciosa canción de ritmo pausado y acompañamiento suave, con los instrumentos sumándose poco a poco. Mandolina melancólica, bajo aposentado. Aquí, como muchos sabéis, ha sido mi canción del verano. Dice mucho de los míos.
Aquí está el fugitivo de siempre
Aquí la eternidad que fue un instante (...)
Aquí en atención a las circunstancias
Aquí la noche infinita que no duerme
Aquí olvidé lo que me desconcertaba
Aquí vuelvo a estar ausente
Aquí el acantilado que ruje a las olas
Aquí que le llaman allá fuera
Aquí los que vencimos con nuestra derrota
Aquí que ya no salimos a escena
Bunbury. Concierto en Estepona. Fotos: ¿Kique, Anabel, Jesús? 2009.
viernes, 4 de septiembre de 2009
ESTAMBUL (II): MEZQUITAS.
Mezquita Nueva.
Mezquita Azul:
Santa Sofía:
martes, 18 de agosto de 2009
ESTAMBUL (I): PUENTE GÁLATA.
domingo, 16 de agosto de 2009
EN LOS QUE SIN DUDA ESTUVISTE, EN LOS QUE SEGURO ESTARÁS.
En Lisboa, los brazos en tus hombros, empieza a hacer fresco en el Chapitô.
En Sintra, ladera arriba, ladera abajo.
En Atenas, de piedras sudadas y contraluz encontrada.
En Skopelos, bailando con cincuenta amigos desconocidos en la fiesta popular.
En Roma, el café te duraba una hora fragmentada en sus dos mil minutos; el pie descalzado sobre la silla, el muslo sobre el pecho.
En Londres, cachondeándote de la Tate Modern, pidiéndole perdon desde las vistas de su último piso.
En Praga, la sonrisa arrojada tras la primera pinta, los ojos lánguidos tras la segunda.
En París, deshilando el barrio judío.
En Buenos Aires, alegrándote a enjambre pleno.
En Estambul, tu mano en los puentes, la espalda contra la mezquita.
En todos ellos estuviste.
sábado, 15 de agosto de 2009
CAPADOCIA (y VI): PENÉLOPES A TIEMPO COMPLETO.
No hablaré de los cuarenta filamentos que salen de cada capullo ni del hilo de un kilómetro que forman.
Tampoco de los odres de tintes naturales.
De sus colores cambiantes.