Hoy, último día que los veo en clase. Joder, cuánto me han dado. ¿Cómo uno empezó en esto? ¿cómo llegó tan desecho de mundo y persona y fue sanado sin que quisiese siquiera que lo ayudasen? Éramos desconocidos y poco a poco hubo más, algún que otro consejo musical, bromas, fotos, charlas serias, confidencias. Este año la cosa ha ido a más, ¿y cómo no, si nos hemos bebido el temario de segundo de bachillerato en apenas dos meses y medio? Mucha traducción, excelentes notas y más tiempo libre... Me enorgullezco de decir que les he enseñado mucho latín y griego, pero eso se olvida; sin embargo, más honor me da que hemos aprendido juntos otras muchas más cosas. Ésas que siempre se recordarán.
Arroyo de la Miel. (c) jesús martín camacho.2009.
Por cierto, ellos son tres, pero hacen de muchos más. En ellos están también Paqui Zamudio, la risa del pimiento; Sandrita, la del mundo en los ojos; Mª del Mar, la elegancia responsable; Mayka, la sonrisa delante de la picardía; José Antonio y Carlos, la autoridad presente; Mari, la constructora de palabras; Rosita, la encantada encantadora; Carolina, las ganas contra la espalda; Melanie, la trabajadora inagotable; Amanda, la que se encontró y ha de ser amada; y muchos, tantos otros....