lunes, 31 de octubre de 2005

EL HAIKU, SEGÚN BENEDETTI

Para Víctor, en su búsqueda de la fusión entre lo occidental y lo oriental

Al amigo Víctor le encanta todo lo que tiene que ver con lo japonés -por cierto, un adjetivo este de lo más raro, porque el plural del neutro es siempre femenino, nunca masculino; es decir, a Víctor le gusta lo japonés y las japonesas, pero nunca los japoneses-. En fin, no es de extrañar, por tanto, que la entrada que más le haya gustado de esta página sea la de los haiku. Como sé sin ningún tipo de dudas que ya habrá consultado en internet mil y un sitios sobre haiku japoneses, mi regalo para él va a variar un poco.
Aquí van algunos de los tesoros que nos dejó Mario Benedetti en su libro Rincón de Haikus (Ed. Visor, 1999), donde el maestro uruguayo adapta perfectamente sus temáticas preferidas a la rigurosidad del esquema métrico japonés. Como él mismo dice en el prólogo (pág. 13): “yo considero al haiku como un envase propio, aunque mi contenido sea inocultablemente latinoamericano (...) Esta fidelidad estructural es, después de todo, lo único verdaderamente japonés de este modesto trabajo”.

Sus haiku van desde la crítica:

La mariposa
Recordará por siempre
Que fue gusano (nº 15)

Los dos ladrones
Miraron a Jesús
Y se miraron (nº 19)

Si cae un rayo
Los valientes se abrazan
A los cobardes (nº 102)

Su característico humor:
Los sentimientos
Son inocentes como
Las armas blancas (nº 14)

Cada mujer
Puede ser dos mujeres
Déjenme una (nº 186)

Al amor simple
La paz de los burdeles
No le hace daño (nº 56)

El existencialismo más melancólico...:

Después de todo
La muerte es sólo síntoma
De que hubo vida (nº 10)

Hace unos años
Me asustaba el otoño
Ya soy invierno (nº 199)

En foto sepia
Estabas vos y el tiempo
Se fue contigo (nº 166)

Cuando mis ojos
Se cierran y se abren
Todo ha cambiado (nº 59)

Estas tristezas
Me las trajo el crepúsculo
Y no se fueron (nº 216)

...Y el más cómico:

Van las muchachas
Cada paso más lindas
Y yo más viejo (nº 82)

Hasta su inimitable romanticismo callejero:

Óyeme oye
Muchacha transeúnte
Bésame el alma (nº 21)

No sé tu nombre
Sólo sé la mirada
Con qué lo dices (nº 26)

Llueve sin ruido
Pero bajo el paraguas
Funciona el beso (nº 77)

jueves, 27 de octubre de 2005

CUENTOS SIN MORALEJA


Caperucita
sin más se comió al lobo
y ni la abrieron

© jesús martín camacho. 2005






Hoy Cenicienta
no perdió su zapato;
Nadie lo echó en falta
© jesús martín camacho. 2005





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martes, 25 de octubre de 2005

QUEDA LA INFANCIA






Días de infancia
Entre mar y pinares
Dunas y arenas.

© J. Martín Camacho. 2005.

Esto es para Pilar, cuyo modo de hablar acerca de su tierra me emocionó. Cómo no hacerlo cuando una persona menciona su lugar de infancia casi con lágrimas en los ojos, mientras que sonríe cuando oye o lee algo acerca de él. Ese lugar que, cuando eres niño, te pertenece de manera natural, indiscutible y sin concesión. Con el que te sientes incluso mejor que en tu casa, porque, fuera, en él, sólo estás tú y la tierra, el viento, el mar. Tu mar. Como dijo M. Benedetti:

El mar de todos
No es como mi mar
Él me conoce
© M. Benedetti, Rincón de Haikus, ed. Visor, nº 160.


Espero que estas fotos te ayuden a seguir acariciando tu pasado, disfrutando tu presente y luchando por el futuro.

Playas de Cuesta Maneli y El Rompeculos, Almonte y Mazagón. Huelva. © Fotos: Jesús Martín Camacho. 2005.

domingo, 23 de octubre de 2005

ACERCA DE UNA MUERTE INEVITABLE

Lo peor que le puede pasar a un hombre es tener la certeza de que va a morir y que no pueda consolarse con esperanza alguna de librarse de ello. El siguiente texto, sacado de El Idiota, expresa claramente lo brutal y antinatural que resulta la pena de muerte. Dostoyevski lo escribió en 1868.


-¿Los ahorcan?
-No. En Francia les cortan la cabeza.
-¿Y el condenado grita?
-¡Hombre, no! Es sólo un instante. Lo colocan boca abajo, cae un cuchillo así de grande a lo largo de una máquina, que llaman guillotina, cae pesadamente, con mucha fuerza… Y salta la cabeza en menos de un abrir y cerrar los ojos. Los preparativos son lo más penoso: la lectura de la sentencia al condenado, vestirle, atarle, subirle al patíbulo… ¡eso es lo horrible! (…)
El condenado era un hombre inteligente, sereno, fuerte, entrado en años, de apellido Legros. Y lo que le digo a usted, créalo o no, es que lloraba cuando subía al patíbulo y estaba blanco como el papel. ¿Es posible tal cosa? ¿No es eso horrible? A ver, ¿quién llora de terror? Yo nunca hubiera creído que un hombre hecho y derecho pudiera llorar de terror; y no digo que un niño, sino un hombre que nunca antes había llorado, un hombre de cuarenta y cinco años. ¿Qué le sucede en ese momento al alma? ¿A qué convulsiones llega? ¡Es un insulto al alma, ni más ni menos! Está escrito: “No matarás”. ¿Quiere eso decir que porque ha matado hay que matarle a él? No; eso no está permitido. Hace ya un mes que lo vi y es como si lo tuviera aún delante de los ojos. He soñado con ello cinco veces.
-Lo bueno es que apenas se sufre cuando la cabeza sale volando.
-¿Sabes usted? –prosiguió el príncipe acalorado-. Acaba usted de hacer ese comentario y hay mucha gente que piensa lo mismo que usted. Y para eso fue inventada esa máquina, la guillotina. Pero a mí se me ha ocurrido una idea: ¿y si eso es peor todavía? Eso le parecerá a usted ridículo, absurdo, y sin embargo con un poco de imaginación puede ocurrírsele a uno esa idea. Piense usted, por ejemplo, en el tormento. En él hay dolor físico, heridas, tortura corporal, y todo eso desvía al espíritu del sufrimiento espiritual, de modo que se sufre sólo de las heridas hasta el instante mismo de la muerte. Ahora bien, el dolor principal, el más agudo, puede que resulte no de las heridas, sino del hecho seguro de que dentro de una hora, luego dentro de diez minutos, luego dentro de medio minuto, luego ahora mismo, tu alma saldrá volando de tu cuerpo, y ya no serás un ser humano, y que todo eso es cierto. En el momento en que pones la cabeza bajo la cuchilla y oyes cómo se desliza hacia tu cabeza, ese cuarto de segundo es el más horrible. Tenga usted en cuenta que eso no es sólo mi imaginación, que otras muchas personas han dicho lo mismo. Y lo creo tanto que voy a decirle a usted cuál es mi opinión.
Matar a quien ha cometido un asesinato –prosiguió el príncipe- es un castigo incomparablemente peor que el asesinato mismo. El asesinato a consecuencia de una sentencia es infinitamente peor que el asesinato cometido por un bandido. Un hombre que es asesinado por unos bandidos de noche, en un bosque o algo por el estilo, tiene hasta el último momento la esperanza de salvarse. Ha habido casos en que un hombre a quien le han cortado el cuello tiene esperanza todavía, o sale corriendo, o pide que se apiaden de él. Pero en este otro caso, por el contrario esa última esperanza, que permite que la muerte sea diez veces menos penosa, es eliminada con toda certeza: la sentencia está ahí, y la horrible tortura está en que sabes con certeza que no te escaparás, y no hay en este mundo tortura más grande que ésa. Lleve a un soldado a una batalla, póngale delante de un cañón y dispare, y él seguirá teniendo esperanza; pero si a ese mismo soldado se le lee una sentencia de muerte cierta, se volverá loco o romperá a llorar. ¿Quién dice que la naturaleza humana puede soportar esto sin perder la razón? ¿A qué viene tamaña afrenta, cruel, obscena, innecesaria e inútil? (…) ¡No, no se debe tratar a un hombre de ese modo!

F. Dostoyevski, El idiota. Trad.© Juan López-Morillas. Ed. Alianza, pp. 39-41

HAIKU CINEMATOGRÁFICOS (II)

Tras mis haiku, con todos ustedes el número uno -en muchos aspectos-: Agustín ya me ha permitido subir los suyos. Espero que disfruten con ellos tanto como yo cada vez que recibía uno en el móvil. Este hombre debería sentarse más a escribir y tumbarse menos a ver películas. Un abrazo, campeón:
El Padrino (The Godfather, F.F.Coppola, 1972, 1974 y 1990):
En la conciencia
los segundos son gotas
de sangre hermana
La leyenda del indomable (Cool Hand Luke, S. Rossenberg, 1967):
Tras el disparo
se despidió de su alma
con su sonrisa
Más difícil todavía: un mismo haiku para dos películas...
El jinete pálido (Pale Rider, C. Eastwood, 1985) /
Raíces Profundas (Shane, G. Stevens, 1953):
Heladas huellas
profundas cicatrices
de su pasado
Toro Salvaje (Raging Bull, M. Scorsese, 1980):
Con cada golpe
reconstruyo mi cara
me talo el alma
Lolita (Lolita, S. Kubrick, 1962; A. Lyne, 1997):
Le ofrecí pan
pero él quería harina
trigo agua y fuego
Peter Pan (Peter Pan, C. Geronimi W. Jackson & H. Luske, 1953):
Mirad a Peter
andar por los bordillos
con su corbata
© Haiku Agustín Corrales Domínguez. 2005

jueves, 20 de octubre de 2005

HAIKU CINEMATOGRÁFICOS

Esto va para Agustín, soñador de mundos en imágenes y palabras.

Un haiku es un poema de origen japonés, cuya versión occidental está formada por tres versos de 5+7+5 sílabas. Su contenido original habla de lo cotidiano, de la naturaleza, de aprender y de unirse a ella. De los poetas japoneses, Matsuo Bashô es considerado el mejor, con haiku como:
Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua
© traducción: Fernando Rodríguez-Izquierdo
donde se unen lo eterno y lo accidental; o mi favorito:
Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo
© traducción: Octavio Paz
Por su contenido, no es difícil sospechar que la poética del haiku tiene mucho en común con la filosofía zen, pero su carácter sentencioso y su juego poético propiciaron que traspasase las fronteras y fuese visitado por los autores occidentales, que le aportaron una gran variedad temática.
No es mi intención ahora disertar sobre el haiku, para ello recomiendo la página: www.elrincondelhaiku.org .
Esto sólo me ha servido como prefacio para hablar de un juego que se me ocurrió este verano en una tarde soporífera. Le propuse a mi buen amigo Agustín, gran amante y conocedor del cine (¡cada vez más!), que, vía sms, hiciésemos una competición de haikus cinematográficos con las siguientes reglas: atenernos al esquema métrico arriba mencionado, sólo una película por haiku y que éste englobara en la mayor medida de lo posible la naturaleza del film. Confieso que me ganó (pero es que es un mérito quedar segundo compitiendo con Agustín...¡aunque sólo jueguen dos!). En espera de que me dé su autorización para publicar los suyos, os dejo con los míos. Empecé por mi película favorita:
Laura (O. Preminger, 1944):
Al detective
le visitó la víctima;
bello cadáver
Otro en su honor:
Yo fui el único
que realmente sabía
quién era ella
Casablanca (M. Curtiz, 1942):
Desde que se fue
se oye siempre un piano
en Casablanca
Duelo al Sol (K. Vidor, 1946):
Muero tu muerte.
Rojo sobre el desierto.
Rótulos: The End
El marido de la peluquera (P. Leconte, 1990):
Amor eterno,
¿Por qué vas a acabarte?
Eterno amor

lunes, 17 de octubre de 2005

MAZAGÓN









Playa de Cuesta Maneli, Almonte. Huelva. © Jesús Martín Camacho, 2005



Esto va para Lolita en su retiro de Mazagón. Un besazo:


Hacia las dunas, que de la orilla ya
se fueron, desterradas, las gaviotas;
que el rumor del oleaje comienza
a tornarse estrepitoso clamor;
y allá, tras su acostumbrado
desperezo matutino, el sol,
húmedo de salitre, nos advierte
que hoy también será
lo que él quiera que sea.
Hacias las dunas, que las camarinas
regalan frutos de aromático viento
en ásperas ramas.
Busquemos el muelle silencio
que aquieta la arena,
los batallones de verdes
en dispar e inmóvil formación,
el rugoso respaldo que nos tatúa
de muescas la espalda,
y el fresco retorno al juego infantil
entre escarabajos, ramas y guijarros.
© Jesús Martín Camacho. 2005

Playa de Cuesta Maneli, Almonte. Huelva. © Jesús Martín Camacho. 2005