lunes, 18 de junio de 2007

EL AMIGO ADOLFO



El amigo Adolfo espera impaciente la jubilación. Tiene prisa porque le aguarda La encina del Tojal: la casa que le están terminando, el pozo que él mismo se está construyendo, los pinos limpiados, los tojos amenazantes, su medio pantano, las vistas de los campos, de la fina franja de mar que se vislumbra (más que suficiente) y el atardecer. A Adolfo le acompaña siempre un recuerdo insustituible; él lo lleva a pasear por los campos, los naranjos, las encinas y las vereda atacadas por liebres. Habla con orgullo, alegría y repentinas risotadas de su tierra; con melancolía, cariño y resignación de su gente y el pasado. Y, mientras, sigue pintando. Fotogafié algunos de sus cuadros en su estudio; vi muchos más en su casa. Lo único que hay en su nuevo retiro -todavía inhabitable- es una mecedora, que mira a su tierra, y un caballete, que le espera. Descansar, disfrutar y pintar. Seguir pintando.
El amigo Adolfo me regaló una de mis mejores tardes en Lepe. Gracias, compañero.


Pincel y agua
El sol en el lienzo
Se seca el cuadro

© jesús martín camacho.




La encina del Tojal, Lepe. Huelva. Fotos: © jesús martín camacho.2007.

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