jueves, 16 de diciembre de 2010
LAS ROCAS DE PROMETEO
domingo, 5 de diciembre de 2010
EN UN LUGAR SOLITARIO (VII): SEVEN CHANCES.
domingo, 28 de noviembre de 2010
VERANO
A mediodía
el sol contra la siesta
¡y esta mosca!
(c) Jesús Martín Camacho.2010.
Playa del Parador. Huelva. Foto: (c) Jesús Martín Camacho.2010.
viernes, 19 de noviembre de 2010
PRIMAVERA
doy un paso hacia la luz
sábado, 6 de noviembre de 2010
INVIERNO
En el espejo
el vapor se retira
ante su rostro
(c) Jesús Martín Camacho.2005.
En algún lugar del Canal Beagle, Patagonia. Argentina. Foto: (c) Jesús Martín Camacho.2008.
jueves, 4 de noviembre de 2010
OTOÑO
jueves, 28 de octubre de 2010
LA GRECIA DE JUANJO ES MI GRECIA
Se los ve sentados a las puertas de las tabernas, siempre de cara al mar porque llevan toda la vida sedientos de horizonte, los marineros viejos. Son como un puñado de arena que haya depositado desde muy adentro el oleaje, desde las profundidades del tiempo, todos con ojos de fuego de tanto mirar al mar y piel curtida en viento de aventura.
Al cabo de observarlos largo rato, me figuro que soy también uno de ellos, quién no lo diría, el capitán que más océanos ha surcado, el que más huracanes ha sufrido en alta mar, el que más veces ha provocado la ira del viejo Poseidón y ha conseguido escapar de ella.




jueves, 14 de octubre de 2010
MI MUERTE DE PETRONIO
martes, 12 de octubre de 2010
SUPO EN QUÉ TONO MORIR. SOLOMON BURKE, DESCANSA EN PAZ
Lo único que no sé es en qué tono lloré cuando llegué a este mundo. Son las palabras de un hombre satisfecho con su vida. Las dijo hace años Solomon Burke (1940 – 2010) y bien pudo pensarlas ayer mismo cuando un infarto lo sacó, dejándolo en el avión, al cielo que adorna Ámsterdam. Allí sería el concierto de presentación de su último disco junto al grupo De Dijk. Y bien pudo juzgarse, sólo entonces, como aconsejaba Sófocles, hombre dichoso.
Sus doscientos kilos sólo le estorbaban para llegar a su trono en el centro del escenario. Semioculto de su público por medio de velos era llevado en silla de ruedas. Se concentraba el artista, el predicador dejaba paso al cantante y, finalmente, las cortinas se descorrían ante el vate. Entonces te olvidas del hombre que llegó a duras penas a los setenta, de los ríos de sudor que han de secarle entre canción y canción, y sólo ves su voz. Sí, la ves: se te acerca de lado, nunca de frente, te cosquillea la nuca y domina tu espalda para, asediándote, alojarse en tu pecho. Te ha poseído. Estás dentro. Y el calor es sensual, corpóreo.
Aclamado com el rey del rock and soul, aunque sin tantos laureles como Otis Redding, James Brown o incluso Marvin Gaye, el sólo hecho de haber parido Everybody needs somebody to love ya debería servir para que tuviera un lugar de honor entre nuestros discos. Pero si además, después de una carrera que inició en el sesenta con sus singles para Atlantic, de cuarenta años de carrera y treinta discos, nos cocina un lp como Don't give up on me, entonces deberemos vaciar la estantería y dedicarle -como mínimo- un mes de duelo oficial escuchándolo sólo a él.
domingo, 10 de octubre de 2010
EL CERVATILLO ABATIDO
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sábado, 2 de octubre de 2010
ESTOY LOCO POR EL TENIS....



miércoles, 29 de septiembre de 2010
PICANDO FINO
jueves, 16 de septiembre de 2010
CUENTOS SIN MORALEJA (XII): PINOCHO

martes, 14 de septiembre de 2010
COMENCÉ A CARECER DE UNA PARTE DE MÍ
Ahora ya no se distingue el tú del yo,
Ahora sino por tus labios río,
Tus ojos son mi olor,
Mi piel tu oído,
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lunes, 13 de septiembre de 2010
EMPIEZA LA CARRERA
viernes, 10 de septiembre de 2010
(RE)NACIMIENTO
jueves, 7 de enero de 2010
LO IMPOSIBLE DE LA TRADUCCIÓN
"¡Qué lastima de Virgilio! Había empezado a traducir a Virgilio aquel invierno, y gracias a la ineptitud del profesor y a mi falta de voluntad no había conseguido casi nada. Sin embargo, reconocía que era un buen poeta. Por eso el bosque me lo recordaba.
Fortunate senex! Hic inter flumina nota
Et fontes sacros frigus captabis opacum
¿Qué quería decir? Cualquiera lo sabe, pero fuese lo que fuese era encantador. En la clase somnolienta de las tres de la tarde había gustado aquellas fontes sacros, y sobre todo aquel frigus tan insólito y delicioso en aquel bochorno de voces y moscas. Yo no sabía lo que era frigus, pero aun sin saberlo me refrescaba… ¡Frigus! No era ni “frescura” ni “fresco” ni “frío” ni nada de lo que el diccionario traía: era “frigus”. Frigus, i más u, ese salto refrescante i-u, sin ninguna sílaba más, completamente solo en medio de los pupitres recalentados y los moscones zumbando en los cristales. Y luego esa s final como una fuente al borde del hielo, como ese ruido que hacemos ante los helados para prepararnos a su degustación. El bosque, evidentemente, estaba frigus. “Frescura” era muy largo, “fresco” poco expresivo. Estaría fresco más tarde, pero ahora todavía no. Aún quedaba rocío en los helechos y en las barrancadas orientadas al norte. Las hojas secas aún sonaban a escarcha. Sí, frigus era la palabra ideal.Helena o el mar del verano, Julián Ayesta. Ed. Acantilado.
sábado, 2 de enero de 2010
LOS ORTIGOZA VALDOVINOS
Y, sin embargo, no tienen porqué ser así. Probablemente no lo sean. Los conozco a partir de unas pocas frases de sus padres, de lo que de ellos dejan ver sus ojos acristalados, de lo que transpiran sus fotografías.
A Olga y a Rubén Darío los he visto no llega a cinco veces, pero éstas bastan para sentirlos más cerca que a muchos de aquellos que llevo tratando toda mi vida. No sé si fue la segunda vez que la vi cuando ella me habló de sus hijos. Que días más tarde no se me hubiera olvidado el nombre de ninguno de los seis –todos sabéis de mi memoria- ya decía mucho de la empatía que hubo entre nosotros. A Rubén lo hice modelar ante mi cámara apenas conocerlo. Las risas, conversaciones, miradas, confesiones y bienestar que compartimos con poca gente las he tenido de primeras.
Poder verlos a los dos escribiendo, leyendo, hablando y oyendo a sus hijos por internet ha sido la prueba más palpable de que ni la distancia (aun siendo tan larga) ni las circunstancias (aun siendo tan putas) valen nada ante unos lazos más profundos que los familiares, más fijos que los atávicos. Gracias por grabar en mi mente esto. Gracias por dejarme conoceros. ¡Qué gran regalo!