sábado, 2 de enero de 2010

LOS ORTIGOZA VALDOVINOS

Para los Ortigoza Valdovinos. Con todo mi cariño, admiración y respeto.

Siempre me han encantado las historias de hermanos que han de hacer frente a la vida agrupados: Rebeldes, Siete novias para siete hermanos (la serie, no la película), Las aventuras de los 5, etc. Los hermanos Ortigoza viven tan de cerca la vida de sus padres como lejos de ellos transcurren sus rutinas. Casi nueve mil kilómetros separan San Lorenzo (Paraguay), su patria, y Málaga (España), el destino de los papás.


Noel es un muchachote que se sabe orgulloso del papel de padre de familia, responsable de maneras inocentes. Laura es la hermana mamá, de hermosura propia de la edad, pero también diligente y sobremanera atenta a los pequeños. Ulises y Darío han de ser los mellizos sin serlo, la fuerza y la vivacidad, la picardía y el pundonor a partes iguales. Jazmín se mezcla entre ellos con la timidez de la nena menor, la nostalgia de ojos profundos, la busca de los papás entre los hermanos. Ezequiel es el cuchu, el benjamín arropado, el indefenso valentote.

Y, sin embargo, no tienen porqué ser así. Probablemente no lo sean. Los conozco a partir de unas pocas frases de sus padres, de lo que de ellos dejan ver sus ojos acristalados, de lo que transpiran sus fotografías.


A Olga y a Rubén Darío los he visto no llega a cinco veces, pero éstas bastan para sentirlos más cerca que a muchos de aquellos que llevo tratando toda mi vida. No sé si fue la segunda vez que la vi cuando ella me habló de sus hijos. Que días más tarde no se me hubiera olvidado el nombre de ninguno de los seis –todos sabéis de mi memoria- ya decía mucho de la empatía que hubo entre nosotros. A Rubén lo hice modelar ante mi cámara apenas conocerlo. Las risas, conversaciones, miradas, confesiones y bienestar que compartimos con poca gente las he tenido de primeras.

Poder verlos a los dos escribiendo, leyendo, hablando y oyendo a sus hijos por internet ha sido la prueba más palpable de que ni la distancia (aun siendo tan larga) ni las circunstancias (aun siendo tan putas) valen nada ante unos lazos más profundos que los familiares, más fijos que los atávicos. Gracias por grabar en mi mente esto. Gracias por dejarme conoceros. ¡Qué gran regalo!

Familia Ortigoza. Fotos: 1 (c) hermanos Ortigoza; 2 (c) jesús martín camacho.2009.

1 comentario:

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