domingo, 5 de diciembre de 2010

EN UN LUGAR SOLITARIO (VII): SEVEN CHANCES.

Qué estilo tenían. Qué falta de medios y qué derroche de ingenio.Para qué decir algo con las palabras (si todavía no registramos el sonido), a qué poner más cortinillas (hay que evitar que lean mucho), a qué todo más si con mucho menos se puede decir todo. Sí, pero cómo. Pues pongamos este excelente caso:

El agente de bolsa Jimmy Shannon está cercano a la bancarrota cuando un abogado le presenta el testamento de su abuelo legándole 7 millones de dólares. Pero para poder heredar ese dinero deberá casarse antes de las 7 de la tarde de su 27 cumpleaños... ¡Y eso es hoy!

¿Cómo se hace más acuciante el problema? Pues sólo hay que recordar el comienzo (exactamente los dos primeros minutos) de estas Siete ocasiones (Seven chances, B. Keaton, 1925), para saber cómo es Jimmy (traduzco las cortinillas entre los fotogramas que van):


Un hermoso día de verano, cuando las fragancias están en flor, Jimmy Shannon fue a ver a Mary Jones. Quería decirle que la quería.



Cuando llegó el otoño dorado y las flores se marchitaron y desaparecieron, él todavía quería decirle que la amaba.



Cuando el invierno llegó y las hojas se habían caído una a una y la nieve había cubierto las colinas y los valles, él todavía quería decirle que la amaba.


De cualquier modo, cuando la naturaleza volvió a cambiar de nuevo, trayendo una primavera bullente con sus hermosos brotes y capullos... él todavía quería decirle que la amaba.


2 comentarios:

Agustín dijo...

¿Premonición? Sólo quiero recordarte la escena de Siete Ocasiones en el que nuestro inefable Pamplinas es perseguido por decenas, cientos, miles de novias blandiendo un ramo nupcial. ¿No estarás teniendo pesadillas similares? Un abrazo Islantillesco.

Iesus dijo...

Como no coges el teléfono, no te enteras de ná de primera manp, primo....