


El calor era como una manta; tenía dimensión y peso.
Blaisedell retrocedió un paso, manteniéndose en el recuadro de sol junto a la puerta. Volvió a ponerse el sombrero, le dio un golpecito y volvió a recorrer la estancia con la mirada. Ninguno lo miró esta vez.
-Puede que alguien resulte muerto, juez –dijo Blaisedell en tono grave-. Pero esto es entre ellos y yo, porque ¿quién saldrá más perjudicado?
-Todos los hombres –repuso el juez.
Blaisedell se ruborizó, volviendo a adoptar la expresión arrogante que se pintaba en su rostro como una máscara. Pero su voz siguió siendo afable.
-Ha estado usted hablando del orgullo como si fuera algo malo, y no estoy de acuerdo. El orgullo es lo único que vale la pena en un hombre, y lo que le distingue de la manada. Ya lo hemos discutido antes, juez, y ahora le digo que el hombre que no tiene orgullo es un lamentable representante de la especie humana, que tenderá a colmar con whisky esa carencia. Porque el whisky no es más que orgullo con el que uno puede llenarse la barriga.
Oakley Hall, Warlock. Ed. Círculo de Lectores. Trad. de Benito Gómez Ibáñez.
Para Kique, Anabel y, por supuesto, Santiago, que vendrá al siguiente concierto.
Catorce veranos han sido mis últimos años en Algeciras. Al principio dos meses enteros; con el pasar del tiempo se han ido acortando hasta un par de semanas como mucho. Y no seguidas.
El sr. Bunbury ha puesto letras a estos retiros vacacionales - existenciales en una preciosa canción de ritmo pausado y acompañamiento suave, con los instrumentos sumándose poco a poco. Mandolina melancólica, bajo aposentado. Aquí, como muchos sabéis, ha sido mi canción del verano. Dice mucho de los míos.
Aquí está el fugitivo de siempre
Aquí la eternidad que fue un instante (...)
Aquí en atención a las circunstancias
Aquí la noche infinita que no duerme
Aquí olvidé lo que me desconcertaba
Aquí vuelvo a estar ausente
Aquí el acantilado que ruje a las olas
Aquí que le llaman allá fuera
Aquí los que vencimos con nuestra derrota
Aquí que ya no salimos a escena
Bunbury. Concierto en Estepona. Fotos: ¿Kique, Anabel, Jesús? 2009.
No hablaré de los cuarenta filamentos que salen de cada capullo ni del hilo de un kilómetro que forman.