¡Qué bien sabía presentarse
siempre distinto, fascinar
a la inocencia con sus bromas,
fingir ladesesperación,
decir cumplidos obsequiosos,
intuir instantes de emoción,
vencer a fuerza de pasión
la resistencia impulsiva,
buscar caricias, suplicando
y exigiendo confesiones,
captar qué dicen los latidos
de otro corazón, logrando
al fin la cita deseada…!
Y, luego, en la quietud nocturna,
Aleccionar a su amada.
Eugenio Onegin. A. S. Pushkin. Trad. M. Chílikov para Cátedra.
Actores en la Fortaleza de Pedro. San Petersburgo. (c) jes's martín camacho.2011.
2 comentarios:
Son esos versos casi la descripción de Vronsky en la Karenina, Iesus, que siguiendo tus consejos el Rosarí y yo hemos leído este julio, como bien sabes. ¿Qué rumbos me consagras, Vinchuca? ¿Sabrás que andamos por el cántabro mar en una casona inspiradora?
http://elsacodelogro.blogspot.com/
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