sábado, 6 de agosto de 2011

SAN PETERSBURGO: UNA CIUDAD ENTRE LÍNEAS (V)

Para Mataconejos, buenamente asilvestrado como Hadyi Murad.

Aquello ocurrió a fines de 1851. En un anochecer frío de noviembre, Hadyi Murad llegó al aoul de Mahket, aldea hostil de Chechnya, cuyo ambiente despedía un olor a lo que los indígenas
llaman kizyal, combustible mezcla de paja y estiércol (...)

Este hadyi Murad era un naïb de Shamil, famoso porsus hazañas. De ordinario nunca cabalgaba sin su bandera, e iba acompañado siempre de varias decenas de murids que caracoleaban en torno suyo. Fugitivo ahora, encapuchado y envuelto en una burka bajo la cual asomaba una carabina, y con sólo un murid como acompañante, marchaba cuidando lo posible de no darse a conocer, escudriñando con sus sagaces ojos negros las caras de los habitantes que encontraba en el camino.



El halcón no quería abandonar su patria y se quedó. Pero los otros halcones no quisieron que se quedase y lo mataron a picotazos.
"Así, a picotazos, me matarán a mí", pensaba Hadyi Murad.
"¿Quedarme aquí? ¿Someter al Cáucaso al zar ruso, alcanzar la gloria, los honores, la riqueza? Es posible -pensaba, recordando su entrevista con Vorontsov y las palabras halagadoras del viejo príncipe-. Pero tengo que decirdirme a toda prisa, porque de lo contrario Shamil exterminará a mi familia.
Esa noche la pasó Hadyi Murad en vela, pensando.


Fue esta muerte la que recordé cuando vi el cardo abatido en medio del sembrado.

Hadyi Murad.Lev Tolstói. Trad. de Juan López-Morillas para Alianza Editorial.
Fotos: Puente Ánichkov. Domadores de caballos. (c) Jesu´s Marti´n Camacho.2011

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