Para Mataconejos, buenamente asilvestrado como Hadyi Murad.
Aquello ocurrió a fines de 1851. En un anochecer frío de noviembre, Hadyi Murad llegó al aoul de Mahket, aldea hostil de Chechnya, cuyo ambiente despedía un olor a lo que los indígenas llaman kizyal, combustible mezcla de paja y estiércol (...)
Este hadyi Murad era un naïb de Shamil, famoso porsus hazañas. De ordinario nunca cabalgaba sin su bandera, e iba acompañado siempre de varias decenas de murids que caracoleaban en torno suyo. Fugitivo ahora, encapuchado y envuelto en una burka bajo la cual asomaba una carabina, y con sólo un murid como acompañante, marchaba cuidando lo posible de no darse a conocer, escudriñando con sus sagaces ojos negros las caras de los habitantes que encontraba en el camino.
El halcón no quería abandonar su patria y se quedó. Pero los otros halcones no quisieron que se quedase y lo mataron a picotazos.
"Así, a picotazos, me matarán a mí", pensaba Hadyi Murad.
"¿Quedarme aquí? ¿Someter al Cáucaso al zar ruso, alcanzar la gloria, los honores, la riqueza? Es posible -pensaba, recordando su entrevista con Vorontsov y las palabras halagadoras del viejo príncipe-. Pero tengo que decirdirme a toda prisa, porque de lo contrario Shamil exterminará a mi familia.
"¿Quedarme aquí? ¿Someter al Cáucaso al zar ruso, alcanzar la gloria, los honores, la riqueza? Es posible -pensaba, recordando su entrevista con Vorontsov y las palabras halagadoras del viejo príncipe-. Pero tengo que decirdirme a toda prisa, porque de lo contrario Shamil exterminará a mi familia.
Esa noche la pasó Hadyi Murad en vela, pensando.
Hadyi Murad.Lev Tolstói. Trad. de Juan López-Morillas para Alianza Editorial.
Fotos: Puente Ánichkov. Domadores de caballos. (c) Jesu´s Marti´n Camacho.2011
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