martes, 1 de mayo de 2007

VIAJAR

A pocos días de mi siguiente viaje, esta vez destino París, y cuando me encuentro preparando las rutas de verano (parece que por fin veré Roma y podré hacer mías las palabras de Hildeberto de Lavardín: "¡Cuán intacta quedaste Roma cuando tu ruina es la mayor de todo el mundo!"), me pregunto el porqué de mi afán por aprovechar cualquier ocasión para viajar: ¿esperanza de encontrar fuera lo que no tengo donde vivo? ¿necesidad de escapar de mí mismo? ¿afán por ver todo aquello sobre lo que he leído, visto, imaginado? ¿nuevos decorados para la fotografía? ¿descanso, caminar por donde nunca lo has hecho? Demasiado tiempo dándole vueltas a la cabeza para finalmente llegar a la conclusión que -esta vez sobre el enamoramiento- hace un personaje de Nabokov:

"¿Pero qué podía importar entonces de dónde provenía el suave impulso que incita el alma al movimiento y la echa a andar, condenándola a no detenerse nunca?"

(V. Nabokov, Tiempos románticos, ed. Lumen, trad. de R. García-Azcárate)




Carretera hacia el Acantilado de los Gigantes, Tenerife. Foto:
©Jesús Martín Camacho.2005.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Viajar sinónimo de aventura, descubrimientos, sensaciones, olores, sabores, encuentros, desencuentros, ilusiones, alegrías, cansancio, libertad,...

Qué sería de la vida sin los viajes!!!,

Un abrazo, Noelia

Iesus dijo...

Amén, amiga Noelia, amén. Lo mejor de un viaje, sin duda, la unión entre lo que te esperas ver y no defrauda y lo que no esperabas hacer/ver y acabas disfrutándolo más que lo anterior.
Besos