lunes, 8 de diciembre de 2008

EL CINE LLEGA A MACONDO

Volviendo a releer, que no leer, Cien años de soledad. Tantas pequeñas historias, tan diminutos detalles, tantos y tan plásticos en mi cabeza, que no hacían mas que obligarme a maginar un corto cinematográfico para cada uno de ellos. Y pensando en la escritura, en la historia y en el cine, me encuentro con la maravillosa recreación: el cine llega a Macondo.



"Se indignaron con las imágenes vi
vas que el próspero comerciante don Bruno Crespi proyectaba en el teatro con taquillas de boca de león, porque un personaje muerto y sepultado en una película, reapareció vivo y convertido en árabe en la película siguiente. El público que pagaba dos centavos para compartir las vicisitudes de los personajes, no pudo soportar aquella burla inaudita y rompió la silletería. El alcalde, a instancias de don Bruno Crespi, explicó mediante un bando, que el cine era una máquina de ilusión que no merecía los desbordamientos pasionales del público. Ante la desalentadora explicación, muchos estimaron que habían sido víctimas de un nuevo y aparatoso asunto de gitanos, de modo que optaron por no volver al cine, considerando que ya tenían bastante con sus propias penas para llorar por fingidas desventuras de seres imaginarios."

Cien años de soledad. Gabriel García Márquez, ed. de la RAE para Santillana, p. 257.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cine, cine, cine.
Echo de menos hablar de cine.
Agu.

Anónimo dijo...

Cine, cine, cine.
Echo de menos hablar de cine.
Agu.

Pablo dijo...

Pues por aquí la cosa está muy de peli de terror. Oh, tempora.

Anónimo dijo...

estaba buscando Justo esta Parte!!!1 thx!!!