lunes, 30 de octubre de 2006

MÁS DE CIEN MENTIRAS

Para Lui, ahora más que nunca, ¡recuérdalo!

¡Cuántas veces no habremos oído que la vida merece la pena! Mucho, pero para realmente averigüarlo hay que descender a los detalles, como hizo Sabina en su "Más de cien mentiras (que valen la pena)". Agustín me propuso un listado y yo acepté el reto. Aquí van unas de mis cien mentiras que hacen que la vida valga la pena:

El pan con tomate, el zumo de naranja, el Babelia por la mañana, el guacamole, la pasta, las comidas de la Lui, la Lui en las comidas, Lui desrizándose su rizo, Lui rizándonos con su risa. Los chistes malos de Irene, Irene sin sus chistes. El puño levantado de Agustín enfatizando lo que dice. Mis hermanos-amigos, las madrugadas de verano en Los Toreros, las risas con Vero, las cervezas con Rosario, las divagaciones con Paco, la petanca con mi padre, el cine con mi madre. Mi hermana con su maldad, el Billy para cualquier situación, Christian en cualquier charla.
Un 14 y un 5 que suman dos 10, un taconazo en
Old Trafford, un último pase en el Bernabeu. Una finta y un triple que vale un último anillo. El primer toque en un partido, el revés paralelo, la camiseta sudada, el pañuelo en el pelo, el voleyplaya, las pachangas de fútbol en el campo, los pases largos en la playa, el bote del balón de baloncesto, los triples limpios, los ganchos a tablero, las pachangas a tres equipos.
El camino de ida a tu casa, el lunar en el trasero, el olor en el cuello, el beso en el vientre. Un abrazo de más, un beso por lo menos, que la risa te sorprenda, que tú sorprendas a una mujer mirándote.
De entre las guapas, Liz Taylor; de entre las feas, Bette Davis; de entre las sombras,
Laura; Kim Novak, de entre los muertos. La entrada al cine, la entrada a la sala, el comienzo de la película. Wilder, Lubitsch, Capra. Hawks, Ford, Huston. Bogart y Bacall, Tierney y Andrews. Un sofá en los Doce Robles, un granero en La Casa de la Sidra, un apartamento en Manhattan, una casa en Long Island. Scarlett mojada por Allen, una buena idea en una película, una frase nueva en un libro, que te sepan decir lo que nunca supiste expresar. Bill a las 12 de la noche. No poder dejar de leer. Leer para quedarse dormido, leer para no dormir. Los encuadres de Hopper, los cuadros de Ford. Las letras del Sabina de ayer, la voz del Sabina de hoy. El comienzo del Johnny B. Good, el final del Stairway to Heaven. Loquillo con Sabino, Segarra con Fecé. Pumares en la radio, Garci en la tele, Ki duk y Kar Wai en el cine.
Las historias largas de Mortadelo y Filemón, las cortas de Zipi y Zape, Anacleto, los
Don Mickey apilados, Tintín y Astérix. Leerlos en el colchón viejo del trastero.
Aquellos Maravillosos Años, la nostalgia, Cinema Paradiso, la caseta de madera en la playa, Verano del 42. Mi primera novia, a quien no le di ni un beso; el último beso que di a quien no era mi novia. Mi profesora de Griego, tu profesora de Filosofía. Una clase que sale bien.
De niño,
la Tierra Media; Macondo, a los catorce; con la mayoría de edad, Comala. Lisboa solo o con amigos, Amsterdam bien acompañado. Lucrecio a solas, Horacio en la facultad, Virgilio a cualquier hora. Ana Karenina, Pálido Fuego, Residencia en la Tierra...

Y paro aquí, porque quiero que esta sea, ¡cómo no!, una lista incompleta a la que añadir líneas hasta el último día, el último momento. Saludos.


Alrededores del Teide, Tenerife. Foto © jesús martín camacho. 2005.
Posted by Picasa

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que verdad, mas grande , y ademas esta lista es tan intarminable y sepuede amoldar a cualquiera, para mi:

Una buena caminata para observar una gran vista encima de la cumbre, una buena comida con los amigos, la cara de alguien cuando se le entrega un ramo de flores.....

Anónimo dijo...

...hacer listas...