martes, 26 de julio de 2011

SAN PETERSBURGO: UNA CIUDAD ENTRE LÍNEAS (II)

A D. Lomito, por las sesiones de teatro en Buenos Aires (¡y en Ushuaia!).

"Venid todos a ver cómo la emprende Ermolái Lopajin a hachazos con el huerto de guindos, ¡venid a ver cómo caen los árboles! Llenaremos todo esto de dachas, y nuestros nietos y nuestros bisnietos verán aquí una vida nueva. ¡Música!"
El huerto de guindos. A. Chéjov. Trad. de Isabel Vicente (ed. Cátedra)



"¡No vendrá, madrecita; mi corazón presiente que no vendrá!", mientras que la madrecita no cesaba de repetirle que su corazón, por el contrario, le decía que iría sin falta, que no podría estar tranquilamente sentado en su casa, que vendría corriendo, que no tenía trabajo de oficina que hacer, y que era víspera de Año Nuevo. Lizanka, que no se lo esperaba ni al abrir la puerta, no dio crédito a a sus ojos, y los recibió sofocada, con el corazón sobresaltado como un pajarillo atrapado, toda ruborizada, con las mejillas del color de una cerecita, a la que se parecía extraordinariamente.
El corazón débil. F. M. Dostoievski. Trad. de Bela Martinova (ed. Siruela).

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