viernes, 12 de enero de 2007

PROMETEO

Hace un tiempo fue Sísifo. Ahora le toca el turno a Prometeo. Y a Kafka. Coge una historia perfectamente conocida -la del titán filántropo que sufre los castigos de Zeus por robar el fuego para evitar la desaparición de los hombres- y le da no una sino varias vueltas de tuerca. Igual que hizo Newman con Sísifo. Pero aquí el escritor renovador no juega sólo con el contenido de la historia, sino con el propio concepto de mito y su relación con la (ir)realidad.
Espero que lo disfruten:

De Prometeo informan cuatro leyendas. Según la primera, fue amarrado al Cáucaso por haber revelado a los hombres los secretos divinos, y los dioses mandaron águilas a devorar su hígado, perpetuamente renovado.
Según la segunda, Prometeo, aguijoneado por el dolor de los picos desgarradores, se fue hundiendo en la roca hasta compenetrarse con ella.
Según la tercera, la tradición fue olvidada en el curso de los siglos. Los dioses lo olvidaron. Las águilas lo olvidaron, él mismo se olvidó.
Según la cuarta, se cansaron de esta historia insensata. Se cansaron los dioses, se cansaron las águilas, la herida cerró de cansancio.
Quedó el inexplicable peñasco.
La leyenda quiere explicar lo inexplicable.
Como nacida de una verdad tiene que volver a lo inexplicable.

Franz Kafka, Prometeo (trad. de J. L. Borges).


Copa de cerámica lacónica con imagen de Atlas y Prometeo, atribuida a Archelisias II, s. VI a.C. Museo Vaticano.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como siempre...echándole un vistazo a tú página en los ratillos libres...
Y nada, que he caído en la cuenta de que me voy en Abril a Dublín...¿alguna historia relevante respecto al lugar chavalote?. Me fio de ti.

Besillos: Ana