jueves, 23 de junio de 2005

EL BESO

El siguiente poema nació de una de las mejores sensaciones que, creo, se pueden tener: la tibieza de unos labios, la humedad de una lengua. Irónica y desgraciadamente, el hecho de dárselo a conocer a la cómplice que hizo posible aquél momento, ha supuesto el fin de una relación. Jamás he conocido mejor ringkomposition


VIII

El azul de tu aliento,
Empujado por tu alma,
Reticente –deseosa—,
Suspira, libertario;
Supera la garganta,
El húmedo desfiladero,
Coronado entre tus
Dientes y labio inferior,
Discreta abertura,
Victoria grandiosa.

------

Huelo tu instante,
Inspiro tu sabor,
Recojo y venero;
La vida de tu saliva
Se posa en mi lengua,
Descansa su calor,
Ilumina mi boca,
Huésped impaciente;
Trago su fragancia,
Mixtura deseada.

© Jesús Martín Camacho. 2005

A. Rodin. La primavera eterna. 1884. M. Gulbenkian, Lisboa (Portugal). Foto: © Jesús Martín Camacho. 2005.

No hay comentarios: